Los ecosistemas sociales son claves en la transformación social y económica, según un estudio

MADRID, 1 (EUROPA PRESS)

El desarrollo de ecosistemas sociales se puede convertir en una herramienta fundamental que ayude a impulsar la transición hacia un mundo más justo y sostenible en el ámbito alimentario, energético, sanitario o educativo, entre otros. Así lo recoge el informe ‘Ecología social: la práctica del desarrollo de ecosistemas’, elaborado por Tatiana Glad, Executive Director de la Red Impact Hub, y Ard Hordijk, socio de Synnervate, presentado esta semana en Impact Hub Madrid.

El término ‘ecosistema social’ alude a procesos o resultados que se dan a partir de la interacción entre humanos y hace referencia a una forma diferente de entender las dinámicas sociales y económicas. Se basa en un marco derivado de la biología, que ordena y explica el mundo humano basándose en lo que conocemos de la Naturaleza. Por eso, la inclusividad y la colaboración son clave para desarrollar esos ecosistemas en los que la interdependencia entre los humanos cada vez está más presente.

El informe recoge los avances de los ecosistemas sociales que Impact Hub lleva 15 años desarrollando en más 60 países, donde tiene presencia la red, a través de la generación de conocimiento, la creación de vínculos y alianzas y el impulso de acciones de cambio. Los autores del informe han compartido las fases y retos de los ecosistemas sociales y han explicado de forma práctica el día a día de esta dinámica a través del ejemplo de un ecosistema concreto, el del área de alimentación desarrollado por Impact Hub en Países Bajos y que ha contado con el apoyo del Ministerio de Agricultura.

«Desde Impact Hub llevamos mucho tiempo trabajando en el ámbito de la sostenibilidad y la transformación social, facilitando la colaboración con múltiples actores como grandes empresas, pymes, startups, administraciones públicas, mundo académico o entidades no lucrativas», ha explicado Tatiana Glad, que ha destacado cómo el Ministerio de Agricultura neerlandés ha apoyado su desarrollo porque ha visto las ventajas de este proceso participativo y su potencial aglutinador: «No se trata de imponer soluciones, tienen que crearse de forma inclusiva, involucrando a todos», ha subrayado.

Por su parte, Ard Hordijk, ha destacado que «la hierba no crece dando tirones, es necesario alimentarla y cuidarla». En su experiencia, un elemento clave de los ecosistemas es la construcción de relaciones. Además, no se trata de idealizar el proceso: hay que afrontar dilemas y resolver conflictos. En el ecosistema alimentario en el que ha trabajado Synnervate, se han mantenido sesiones muy intensas en las que activistas y representantes de la industria han sido capaces de avanzar juntos.

Los autores del informe han explicado que para poder desarrollar ecosistemas sociales son necesarias cuatro competencias esenciales: saber construir relaciones personales (the art of hosting), seleccionar el contenido relevante, dotar de vitalidad y coherencia al ecosistema, provocando y ordenando el caos creativo, y, por último, ganarse el mandato, lograr legitimidad como líder, recibiendo respeto y confianza.

La dinámica del desarrollo de ecosistemas no se produce de manera lineal y, aunque siempre produce resultados, pueden distanciarse de las expectativas tradicionales. El proceso se compone de cinco fases: reunión de grupos de interés, convergencia, atención al ecosistema y su cultivo, divergencia y materialización de nuevas formas de pensar y actuar.

En el informe se detalla cada una de las fases de este proceso, tras haber realizado un exhaustivo ejercicio de exploración documental, entrevistas, diferentes grupos de discusión y talleres con más de 60 desarrolladores de ecosistemas en diversos contextos, a lo largo de años de trabajo, en diferentes marcos de colaboración y cambio sistémico. De esta forma, el informe representa un ejemplo de cómo la red Impact Hub funciona como herramienta única de recopilación y generación, según sus autores.