MADRID, 7 (EUROPA PRESS)
El 42% de las personas con discapacidad desempleadas no realizan ninguna formación debido a dificultades económicas, según concluye el informe ‘Motivaciones y expectativas sobre el mercado laboral de las personas con discapacidad’, elaborado por Fundación Randstad.
Según ha informado la entidad, los encuestados señalan también la falta de cursos adaptados a su discapacidad y la percepción de que no es necesario realizar más formación debido al trabajo que desempeñan como principales motivos por los que toman la decisión de no formarse (el 18% de ellos los menciona).
Por otro lado, los desempleados muestran una mayor dificultad debido a problemas de salud que dificultan el seguimiento continuo de la formación (10% frente al 3% de los empleados) y una menor percepción de que ya tienen los conocimientos suficientes para el trabajo que realizan (18% frente al 23% de los empleados).
En términos generales, cerca de un tercio de los encuestados está actualmente en proceso de formación, aunque los desempleados con discapacidad tienden a formarse más que los que están trabajando. Entre las motivaciones para hacerlo, destaca la búsqueda de mejores oportunidades laborales y la actualización de conocimientos y habilidades. No obstante, entre las personas desempleadas, el motivo más mencionado es el de encontrar un trabajo.
El 94% de los desempleados señala que se formaría si encontrara cursos adaptados a sus necesidades o ayuda económica para hacerlo; un porcentaje que asciende hasta el 96% entre los trabajadores. Entre las áreas de formación más solicitadas se hallan el dominio de idiomas, los conocimientos informáticos y la gestión administrativa.
Un 78% de los encuestados percibe la formación y las habilidades como requisitos fundamentales para encontrar empleo. De este modo, el 70% afirma que le hubiera gustado recibir más formación en sus experiencias laborales pasadas. Además, un 45% asegura que no tuvo acceso a una formación adaptada a sus necesidades como personas con discapacidad, mientras que el 52% refiere haber recibido el apoyo necesario para realizar las tareas de manera efectiva.
Estas percepciones están en línea con lo que aseguran las personas con discapacidad que sí tienen un empleo. Aunque el 43% de ellos están de acuerdo con las oportunidades de formación y desarrollo ofrecidas por su empresa, el 46% piensa que estas no están ayudando suficientemente en la adquisición de nuevas habilidades.
Por edad, los jóvenes de 16 a 29 años son el grupo más activo en la participación en cursos de formación (46%). A medida que aumenta la edad, esta tiende a disminuir, como indica que en el grupo de 45 a 64 años sólo un 29% recibe formación actualmente.
El estudio también constata que el equilibrio entre la vida laboral y personal y el salario percibido son los dos factores prioritarios para los empleados con discapacidad a la hora de permanecer en su puesto de trabajo actual o aceptar uno nuevo.
En este sentido, las cinco prioridades existentes a nivel global son, por orden de importancia, el equilibrio entre la vida laboral y personal (que señala el 61% de los encuestados), el salario (56%), la ubicación (50%), la seguridad laboral (45%) y la formación y desarrollo (42%).
Por franjas de edad, las prioridades difieren. Mientras que para los menores de 29 años la formación y el desarrollo profesional están en primera posición, seguidos del salario y la flexibilidad, para el grupo de 30 a 44 años, el equilibrio entre la vida laboral y personal y la ubicación cobran más importancia. Entre los trabajadores de 45 a 64 años, el equilibrio vida-trabajo sigue siendo relevante, pero se prioriza el salario y la seguridad laboral.
En cuanto al orden de prioridades para desempleados con discapacidad, la ubicación es el factor fundamental a la hora de buscar un empleo (62%), seguido del salario (59%), la flexibilidad en cualquier dimensión (ya sea horaria o de ubicación) (51%), el equilibrio entre la vida laboral y personal (49%) y la formación y el desarrollo (47%).
Entre los desempleados, la flexibilidad también aparece entre las cinco prioridades fundamentales a nivel global, así como en cada grupo de edad. Del mismo modo, destaca que el 57% de los empleados aseguran que pudieron conciliar durante sus experiencias laborales anteriores.