MADRID, 4 (EUROPA PRESS)
Lidl, en su apuesta por reducir el desperdicio de alimentos y contribuir a la economía circular, ofrece una segunda vida a sus productos de pan, bollería, galletas o legumbres no aptos para el consumo humano y retirados de sus tiendas para evitar que acaben en el vertedero, transformándolos en harina para pienso animal, según ha informado en un comunicado.
En concreto, la enseña lleva desde 2014 trabajando con el gestor autorizado Promic, encargado de recoger estos excedentes de alimentación para transformarlos en harina para pienso animal, logrando evitar así el desperdicio de cerca de 4.900 toneladas de alimentos anuales.
Las más de 650 tiendas de Lidl en España se encargan de retirar los excedentes de alimentación seca que no se han conseguido vender, y mediante la logística inversa, se retornan al almacén más cercano. Una vez allí, el excedente se compacta y es recogido por el gestor autorizado que se encarga de darle una segunda vida y transformarlo en pienso animal.
«El sistema de logística inversa de Lidl permite que se puedan agrupar todos aquellos excedentes de alimentación seca, facilitándonos de este modo, la recolección para poder darles una segunda vida y reintroducirlos en la cadena alimentaria como pienso para animales», ha explicado el director comercial de Promic, Jordi Redondo.
Lidl ha recordado que es la única empresa que trabaja con Residuo Cero en todas sus plataformas logísticas de la península, lo que acredita la gestión, clasificación, valorización y recuperación de forma centralizada tanto de los desperdicios generados en los propios almacenes como los que retornan de las tiendas.
La cadena de supermercados ha subrayado que se trata de una iniciativa innovadora dentro del sector, que se suma a otras medidas que lleva implementando desde hace años con el objetivo de reducir su desperdicio alimentario en un 30% hasta 2025 y en un 50% hasta 2030.
La directora de RSC de Lidl España, Michaela Reischl, ha explicado que la estrategia de la compañía contra el desperdicio alimentario «comienza por un plan de medidas preventivas». «Por lo que una eficiente planificación y gestión de nuestro surtido es primordial, con el objetivo de minimizar al máximo el stock de producto sobrante tanto en nuestras tiendas como almacenes», ha indicado.
En este sentido, la cadena cuenta con un sistema automatizado ‘autodispo’ para realizar los pedidos que abastecen sus tiendas y que permite optimizar las cantidades de mercancía presentes en sus lineales en función de su rotación.
Además, la compañía lleva a cabo un control diario de fechas, aplicando un 30% de descuento en artículos cuya fecha de retirada de sus lineales sea próxima, potenciando así su consumo.
Por otro lado, entre sus medidas posventa, además del proyecto con Promic, Lidl colabora de forma permanente y continuada con unas 40 ONG locales con el objetivo de dar salida a aquellos productos que generalmente se encuentran próximos a su fecha de caducidad y carecen de valor comercial no siendo, en consecuencia, aptos para su venta, pero sí para su consumo. Así, solo en el último año, la compañía donó cerca de tres millones de kilos de alimentos.
En junio de 2021, Lidl se convirtió en el primer supermercado en lograr la certificación de Bureau Veritas sobre el sistema de gestión para minimizar el desperdicio de alimentos (SG-MDA) en todas sus tiendas y centros logísticos de España.